domingo, 16 de diciembre de 2012

Inseguridad en hospitales públicos de Rosario: Acerca del problema


La Organización Mundial de la Salud (OMS), a fines del año 2011, lanzó una estadística que da cuenta de que una cuarta parte de la violencia laboral mundial ocurre en el sector salud. Rosario no es ajena a esta realidad.  Así, lo demuestra un informe realizado por el diario La capital: “Al menos dos trabajadores del servicio público de salud resultan agredidos cada semana”, teniendo en cuenta que estos episodios superan en número a los que terminan saliendo a la luz (octubre 2011)”.

Para dar cuenta de esta problemática acudimos a los nosocomios mas relevantes de nuestra localidad y alrededores: Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), Hospital Provincial,  Hospital Eva Perón en Granadero Baigorria, así como también a diversos referentes de organizaciones atenientes al círculo médico como la Asociación de Médicos de la República Argentina (AMRA) y el Colegio de Médicos.

Es loable destacar que cuando hablamos de violencia en instituciones sanitarias los afectados pueden ser desde el médico titular, hasta enfermeros, administrativos u otros pacientes: “Todos atravesados por el mismo riesgo; incluso no solo en el ámbito de trabajo sino en lo que puede ser fuera de él. Se han visto amenazas, persecuciones y demás fuera del ámbito laboral” asegura el Doctor Armando Schmukler, Presidente del Colegio de Médicos.

Día tras día, se rumorea, otras veces son dados a la luz a través de los medios, pero en su mayoría, los hechos de violencia, son invisibilizados, así lo demuestran las pocas o casi nulas denuncias que se hacen al respecto. El portar un arma de fuego, agredir tanto física como verbalmente al personal de una entidad pública son moneda corriente ante una situación de gravedad. Hay quienes aseguran que la misma es un reflejo de lo que sucede en la sociedad, demás estar decir los innumerables casos de violencia familiar ni hablar de los llamados feminicidios, una ola de hechos violentos con diversas variables sacuden a nuestro país y lo que se vive en los hospitales es la otra cara de una misma moneda.

Al momento de llevar a cabo la infracción, el médico Javier Fernández del Eva Perón afirma que “muchos vienen drogados bajo el efecto del alcohol, cocaína, marihuana; están como perdidos”. La  droga, el narcotráfico, el paco, se han  instalado en la ciudad y con ella la delincuencia ha encontrado la veta que mas le calza.

Por otra parte, Schmuckler, pone en jaque la función de sus colegas al señalar que: “A veces los médicos confundimos entre emisor y receptor, creemos que el receptor está a la misma altura técnica en comprensión que nosotros y hablamos un lenguaje equivocado, también tiene que ver con toda la sociedad, porque ha cambiado su paradigma en relación con el médico, ya que hoy en día el paciente pregunta, cuestiona, decide”. La pérdida de autoridad, es una de las cuestiones que más se debaten, son frecuentes las reuniones en los establecimientos escolares y una vez observamos como un aspecto específico se expande y resuena en lo que alguna vez fue la figura del médico; ante este cambio de paradigma, hay quienes sostienen que el mejor remedio es apelar al diálogo, consenso, abandonar la dirección verticalista en pro de la horizontalidad.
Al respecto, rescatamos las afirmaciones del Director del Hospital Roque Sáenz Peña, Federico Corner, ante un hecho de violencia sufrido en su establecimiento por el cual una colega recibió patadas en el cuerpo y golpes en la cara: “Lamento la violencia social que se traslada a todos los ámbitos; la gente viene violenta y espera respuestas que muchas veces no tenemos, pero lo que hacemos es actuar para ayudarlos. No es normal lo que está pasando; estamos padeciendo un fenómeno sociológico digno de ser investigado”.

Mientras tanto, una de las soluciones que se implementaron para menguar los casos de violencia, fue la inclusión de cámaras de seguridad, uno de los pioneros fue el HECA, en este sentido hay quienes sostienen que se ha visto una mejora en el entorno laboral, otros como la secretaria de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario, Adela Armando, asegura que dicha problemática "no se resuelve poniendo cámaras, detectores de metal o con más personal de vigilancia en el lugar; es una situación que requiere repensar los procesos de atención de pacientes".
Con este panorama se hace cada vez más difícil satisfacer al personal de salud así como también cubrir los roles específicos, así lo demuestra la Doctora Griselda Kopecky:Está pasando ahora que no se encuentran médicos de guardias que reemplacen, hay una falta total de trabajo, hay demanda de trabajo pero no quieren ir a trabajar los médicos”. El miedo, la incertidumbre parece apoderarse y pesar a la hora de ingresar a trabajar en un nosocomio.

El sociólogo Max Weber, utilizaba el concepto de anomia para dar cuenta de todo aquello que se escapaba a la norma, a las conductas y o acciones reconocidas, esperadas; el caso de la inseguridad en los hospitales es un claro ejemplo de anomia, tal vez la solución no se encuentre en volver a ese primer momento en que se le brindaba una fe ciega al médico, ni por el contrario, creer que ante está pérdida estamos en condiciones de discutir con el profesional, exigirle, imponerle su labor; quizás la alternativa sea repensar nuevas estrategias de convivencia entre el médico, el paciente y toda la comunidad porque de lo contrario "El hospital termina transformándose en una cancha de fútbol. Va más rápido la violencia que las acciones para lograr más seguridad" (Doctor Eduardo Taboada). 

sábado, 15 de diciembre de 2012

Las voces de los actores que conviven con la inseguridad en los hospitales


Irene y Rodrigo, médicos asistentes de cirugía del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), describieron un suceso particular en el que una médica fue agredida por un joven quien, bajo efectos de drogas, la golpeó cuando intentaba realizarle un electrocardiograma.
Por otra parte, aseguraron haber sufrido agresiones verbales y reconocieron la necesidad de aumentar las condiciones y el personal de seguridad.


El otro lado de la historia


Entraron apurados como quien huye de sus fantasmas. Ella empezó a hablar con él, y mientras lo escuchaba, lloraba. Luego, se sentó. A su lado, un joven, de rostro afligido, también esperaba. Él, se sentó al lado de ella, su brazo izquierdo rodeó su espalda. Era de noche, la luz roja iluminaba el cartel que decía: Guardia.

En la madrugada de ayer, Ramón Hernández, médico de guardia del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez de Pellegrini 3205, tuvo que afrontar uno de los peores episodios de violencia durante su profesión en dicho lugar, que él mismo protagonista calificó como: “Un hecho que nunca voy a olvidar en mi vida, se me paralizó el corazón, pensé que iba a morir”.

El joven, de pronto levantó la mirada, estaba solo. Revisó el celular, y observó a sus costados, como un niño perdido que busca a su madre en una muchedumbre. El reloj decía que eran las 23.34. Eso que buscaba no lo encontró y entonces volvió a agachar su cabeza y a cerrar sus ojos.

Los sucesos comenzaron el miércoles a las 2 de la madrugada, cuando ingresó a la guardia  un herido de bala producto de una riña callejera. El herido  fue traído a la guardia del hospital por sus familiares,  quienes exigían al personal rápida atención en un tono violento y agresivo. En el hospital, se les explicó que la atención de los accidentados y heridos siguen distintos protocolos preestablecidos según la gravedad del caso.

Ella, luego de llorar se quedó dormida. Minutos después, el médico se acercó hasta él y comenzaron a hablar. El joven levantó la cabeza, esperaba encontrar palabras por parte del médico. Al terminar de hablar con él, se alejó con su guardapolvo blanco y una carpeta en su mano. Él, miro al joven, tenía los ojos llorosos y durante esos segundos el muchacho pareció entender su pena. Ella, dormía.

Ramón, médico de guardia a cargo de dicho paciente, fue el primero en contener a la familia y explicarles que el paciente presentaba una herida de bala muy grave, además, les informó que lo habían llevado para hacerle los estudios pertinentes del caso para determinar el daño producido, y que se le estaban practicando todos los métodos de primeros auxilios necesarios.

Cuando ella despertó, él dormía apoyado sobre sus hombres. El joven a su lado la miró de repente y le sonrió. Ella le devolvió el gesto y luego miró el reloj, eran las 2.54. A su alrededor, las demás familias dormían. Se levantó despacio para no despertarlo a él y camino hacia la recepción de la guardia. El joven la siguió con su mirada, hasta acercarse al mostrador. Minutos después volvería el médico de guardapolvo blanco, con su carpeta en la mano. Se acercó, habló con ella, quien se desplomó luego de escucharlo.

A medida que transcurrían las horas,el estado del paciente se complicó, y a las 4 de la madrugada sufrió un paro cardio-respiratorio del que salió temporalmente.Ramón, al informarle a la familia que la situación del paciente era crítica, uno de sus familiares, comenzó a vertirle improperios a dicho médico, quien con calma trataba de contener al agresor, pero las palabras fueron en vano, el joven parecía enfurecido y bajo los efectos de alguna sustancia, quien comenzó a pegarle al profesional.

Cuando despertó, él estaba frente a ella. Se miraron sin decir palabras. El joven a su lado los miró. Sentía la angustia detrás del silencio. Él, volvió a sentarse junto a ella, posó su mano sobre su pierna derecha, transmitiéndole calma. Ella apoyó su mano sobre la de él. El joven los miraba.

Durante los hechos violentos, el agresor junto con otros familiares, tiraron al piso a Hernández, y le comenzaron a pegar patadas y golpes en su cuerpo, pero,por la rápida ayuda de sus compañeros de trabajo, Ramón pudo salir  de la situación sin recibir heridas de grave consideración.

El joven, que había permanecido sentado desde la llegada de ellos, repentinamente se levantó y empezó a caminar y luego a saltar frente a ellos, que lo miraban, extrañándose de la actitud del muchacho. Salto, corrió y camino. Él no podía dejar de mirarlo. Le asombraba lo que el joven había hecho. No era lógico, sin embargo no le dijo nada. Solo lo miro. Luego, el joven se volvió a sentar al lado de ella, estaba cansado, agacho su cabeza, cerró sus ojos y se durmió.

Poco tiempo después, se presentó la seguridad del hospital en la guardia y se pudo contener a los agresores. Más tarde, a las 7 de la mañana el paciente tubo otro paro cardio - respiratorio del que no pudo salir, por lo que se produjo el deceso de Pablo Ramírez, que según los estudios realizados, la bala le había dañado gravemente el vaso.

5.45. El médico de guardapolvo blanco se acercó. Ella se paró despacio para no despertar al joven. Entonces, el médico empezó a hablar. Ella respiró profundo, apretó fuerte la mano de él. Ambos se contenían. Después, una vez más el señor de guardapolvo blanco se alejó. Ella, miro hacia atrás, el joven ya no estaba. Lo buscó como una madre que busca a su hijo en una muchedumbre. Pero no lo encontró.

El hospital Clemente Alvarez, es un centro de emergencias y trauma de alta complejidad, con capacidad de resolución de cuadros traumáticos y no traumáticos y de patologías agudas clínico-quirúrgicas, por lo que la afluencia de pacientes con severos traumatismos y heridas es constante, por lo que el médico damnificado aseveró que no se cuenta con personal de vigilancia capacitado para contener dichas situaciones que tienen que ver con el dolor emocional y físico. También, agregó que estas circunstancias alteran aún más a las personas que a veces llegan alcoholizadas o drogadas a la institución, ya que con frecuencia terminan en golpizas al personal y malos tratos.

Horas después, las sillas vacías, dónde tiempo atrás habían estado él y ella, y a su lado el joven desconocido, volvieron a ser ocupadas.

Más información

Claves para comprender el problema


La inseguridad en el ámbito de salud  se ha intensificado notablemente en Rosario, convirtiéndose en una de las problemáticas más alarmantes en la ciudad. La misma está íntimamente vinculada a la repercusión generada por hechos de violencia que se han incrementado en este contexto, sobre todo en el sector público. En este sentido, es posible determinar que inseguridad y violencia van de la mano. Las agresiones verbales y físicas que sufren los médicos en su labor cotidiana desenlazan en general, en sucesos violentos que atentan contra su seguridad en su ámbito laboral.

Ahora bien, ¿Por qué se genera la violencia? Es importante hacer una distinción. Hay  distintas causas que pueden impulsar un hecho de este tipo.

Por un lado, el tiempo de espera en pacientes con cuadros de urgencia y gravedad o diagnósticos imprevistos que, en general, no son bien recibidos. Este aspecto condice con un crecimiento de la demanda de consultas en las guardias El Dr. Armando Schmukler, presidente del Colegio de Médicos, explica: “Con ello estamos extendiendo el ámbito meramente del hecho de violencia; lo llevamos al ambiente físico, a la atención.” Desde su experiencia diaria, el Dr Fernández reconoce que muchas veces no solo se trata de la intolerancia de la gente, sino también del médico y manifiesta: “Llega un momento que el médico no da abasto y pierde la noción del horario y hay pacientes que pueden estar más de dos horas esperando”. Por su parte, la Dra. Griselda Kopecky de AMRA,  comenta: “En estos momentos lo que se les está comunicando a los compañeros como consejo es que sean lo más sencillo y claro posible cuando den un diagnostico.”

Por otra parte, se producen hechos meramente delictivos. En hospitales como el Eva Perón, el Provincial y el Roque Saenz Peña, se producen robos y arrebatos con frecuencia. Asimismo, hay un incremento del número de pacientes que ingresan con heridas de bala o arma blanca.

Las distintas variables que pueden originar el conflicto, así como las distintas formas en que puede efectuarse la violencia no son los únicos factores que agudizan el panorama. Es necesario considerar, además, que hay una gran cantidad de implicados y afectados. No solo se trata de los médicos, sino también de los diversos trabajadores vinculados al ámbito de salud: empleados, enfermeros, camilleros, entre otros.

Diversas causas, gran cantidad de implicados, distintas manifestaciones de violencia y diferencias en cuanto a el grado de visibilidad de la misma en cada hospital. Estos aspectos dan cuenta  de la complejidad y la extensión del problema de inseguridad y son cuestiones que dificultan su tratamiento. Schmukler, analiza y postula que “La no estigmatización del lugar de la violencia es un tema central para poder tratarla”  y considera que debe estudiarse en forma particularizada debido a la amplitud que la misma presenta: “El problema de violencia es muy amplio y necesita un diagnóstico situacional particularizado”; opina.

En este contexto, la figura del médico aparece desprotegida. Muchos temen ser víctimas en su propio lugar de trabajo,  y como expresa el Dr. Eduardo Taboada de Amra: Trabajan bajo stress”. La situación se torna más alarmante debido a la demanda de trabajo en las guardias, ya que muchos renuncian a sus puestos por estos motivos.

Estamos hablando de un espacio público que es indispensable para todos los ciudadanos. El estado es el encargado no solo de garantizar seguridad sino que también, tiene responsabilidad de brindar un óptimo servicio de salud público. En tanto, se hacen visibles falencias de distinto orden de las autoridades locales ante un escenario que resulta insostenible desde el año pasado.
Desde el Colegio de Médicos manifiestan: "Necesitamos que las autoridades se comprometan en este asunto". AMRA adhiere al pedido: “Hace 18 meses que venimos bregando muy fuerte con la seguridad. Nos hemos entrevistado con la policía, los secretarios de seguridad y el único que nos dio la razón fue Marcos Escajadillo (Ex viceministro de Seguridad de la Provincia), que es médico y se acordaba cuando él estaba haciendo guardia”

Está claro que la solución definitiva no está solamente en aumentar el personal de seguridad, o de instalar cámaras y detectores de metales en los mismos. Pero son formas inmediatas de brindarle protección a los trabajadores y de reducir los riesgos de incidentes.
Es evidente, como expresa Schmukler que: “No hay soluciones mágicas”. Se trata de un trabajo mucho más intenso que tendrá que asumir el estado en conjunto con las respectivas instituciones, comenzando en delimitar las medidas más próximas. Será indispensable un análisis particularizado de cada hospital con el propósito de detectar qué tipo de situaciones de inseguridad son más frecuentes, y al mismo tiempo, atender a sus necesidades mejorando las condiciones de los trabajadores y proporcionando la infraestructura necesaria. Esto contribuirá a brindar una mejor atención y servicio a los pacientes, y paralelamente, reducir la amplitud del problema.

Robos, violencia y descontrol, así se trabaja en los hospitales públicos


Entrevista: Dra. Griselda Kopecky  -
Dr. Eduardo Taboada de La Asociación
 Médica de la República Argentina (AMRA)

En noviembre, una médica pediátra que se encontraba de guardia, atendió a una nena  que ingresó a las 7 de la mañana con "una dificultad respiratoria severa”. El cuadro era de neumonía bilateral. Enseguida se intentó compensarla; pero a las 10 sufrió un paro cardiorrespiratorio. A las 11.30 falleció después de varios intentos por reanimarla. Cuando la médica dio la noticia a los familiares de la nena, hubo agresión verbal y hasta la golpearon en el rostro.

En es momento, había seis personas cerca de ahí entre policía, personal de seguridad privada y Control Urbano Municipal, pero el hecho e inseguridad se dio igual. Ese día AMRA, la Asociación Médica de la República Argentina, dijo basta y decretó un paro de 48 horas con guardias mínimas. El paro tuvo el 80 por ciento de acatamiento.

Según la Dr. Griselda Kopecky, Secretaría de Género y Equidad, de la Seccional Santa Fe de AMRA, de los seis hechos de violencia que se dan por semana en cada efector público de la ciudad, solo se denuncian dos y los otros cuatros pasan desapercibidos. Se denuncian en AMRA, pero no el policía o en la municipalidad.  Mediáticamente, un solo hecho de violencia al mes sale a la luz.

Muchos de los pacientes no vienen con un familiar, sino con varios familiares, yo por ejemplo, estuve en el Hospital Eva Perón en estos días, y entraba un padre que acompañaba a su hijo que venía rengueando, y atrás venían dos amigos para acompañarlo. A lo mejor, también estaban en el accidente, por lo general se termina reaccionando mal con el médico que sale a dar la noticia del diagnóstico, o que a lo mejor pide sangre porque ese paciente está muy grave, o hay pacientes que vienen con los parientes que desconocen, cual fue el motivo por la que están en esas condiciones. El médico es el blanco, el que está recibiendo a un paciente y después de evaluarlo, de examinarlo sale a dar un diagnostico, a veces tarde media hora o una hora o más si tiene que intervenirlo en cirugía y es por eso, que a nosotros nos llama la atención la reacción a veces negativa que tienen hacía los médicos y los enfermeros”, explica la Dra.Kopecky.


Los robos llegan a privar a los centros de atención de las cosas más insólitas. En el “Eva Perón” se llevan las leches maternizadas, que son dadas a las personas que la necesitan. Según testigos, pasan por el cuarto dónde se encuentras y se las llevan, eligiéndolas como que si estuvieran en un supermercado, pero, claro no la pagan.

Así, como los sellos y las lapiceras de los profesionales, hasta indumentaria que guardan en cajas de seguridad, sábanas y frazadas de las habitaciones. La lista de faltantes incluye también billeteras, celulares, cospeles y abrigos que son extraídos de los consultorios, espacios administrativos, pasillos y en el internado. En muchos casos, los pacientes también son víctimas del delito.

El paro de los profesionales nucleados en la Asociación Médica (AMRA) que se realizó el 28 de noviembre para reclamar por las condiciones de seguridad en los centros de salud alcanzó un acatamiento del 80 por ciento, y repercutió en todos los hospitales públicos santafesinos. "Fue más importante de lo que esperábamos", aseguró el dirigente de AMRA, Eduardo Taboada.

La agresión que sufrió ese domingo una médica pediatra de la guardia del Sáenz Peña por parte de los familiares de una nena que falleció por un avanzado cuadro de neumonía bilateral, cobró fuerza en el paro además de otros hechos en los que "quedaban expuestos los trabajadores".

La protesta de los trabajadores fue más allá, y reclamaron el cierre de la guardia de ese hospital hasta que se garantice la seguridad, al tiempo que advirtieron que podrían llegar a la Justicia porque no se les garantizan las condiciones laborales. La huelga incluyó un corte de calle en media calzada, y 25 empleados de guardia advirtieron que si no se toman medidas pedirán traslados.

“Está pasando ahora que no se encuentran médicos de guardias que reemplacen, hay una falta total de trabajo, hay demanda de trabajo pero no quieren ir a trabajar los médicos. Hasta ahora no sabemos de ningún caso que haya pagado por agredir a algún médico, solo sabemos de un compañero que está siguiendo como una causa”, expresan los dirigentes de AMRA, y comentan además: “Con los médicos hablamos todos los días. Por ejemplo a mí me ha tocado acompañar a alguna compañera médica a la comisaría para ver si no fueron a su vez acusadas”.


El HECA, un mundo aparte

“El HECA es un Hospital de complejidad importante, los pacientes que llegan ahí por lo general, son pacientes que vienen de traumatismo, de suceso de accidentes traumáticos donde necesitan alta complejidad, estamos hablando de salas de terapia intensiva, sala de cirugía, porque hay guardia de cirugía las 24 hs., todos los días de la semana, es decir son pacientes de muchísima complejidad, entonces el tiempo para el diagnostico, para el tratamiento para poder tratar bien a un paciente y llegar a un diagnóstico a veces lleva no media hora sino mucho tiempocuenta la  Dra.Kopecky.


 ¿La policía está ahí desde que pasaron una serie de hechos? 
Si, porque la Municipalidad no tenía esta posición de tener policías en las puertas, inclusive está pasando también el Hospital Alberdi que hay policía también y hay un patrullero a veces apostado en la Plaza Alberdi cuidando sobre todo los fin de semana cuando los chicos concurren a las guardias.

La historia que nadie cuenta

El Hospital Eva Perón, se alborota y cambia su programación, cuando el barrabrava de la  hinchada de Rosario Central, apodado “Pillín”, decide que se encuentra enfermo. Ese día, según cuentan profesionales de ese hospital, se interna, elige la habitación, la cama y el médico. Entra directamente con la mochila y dos o tres acompañantes más, se acuesta en la cama que eligió, y apura en formas amenazantes a enfermeras y médicas.
La última ocurrencia del “Pillín ocurrió en Agosto pasado, cuando decidió operarse la vesícula.
Le tienen terror porque una vez golpeó a una enfermera porque le dijo que esa cama no porque estaban esperando a otra paciente, y él dijo que se quedaba allí.


Sin violencia

Las situaciones de violencia que se pueden dar en torno de los hospitales públicos "no se resuelven poniendo cámaras, detectores de metal o con más personal de vigilancia en el lugar. Es una situación que requiere repensar los procesos de atención de pacientes", afirmó la secretaria de Salud Pública de la Municipalidad de Rosario, Adela Armando.

Por su parte, desde AMRA se consideró necesario trabajar en la concientización de la sociedad con el objetivo de valorar el compromiso que los profesionales médicos y demás integrantes de los equipos de salud ponen de manifiesto a diario para brindar un servicio adecuado; advirtiendo, que las situaciones de violencia afectan seriamente el logro de estos fines. La  Dra. Kopecky  comentó que se han entrevistado con la policía, los secretarios de seguridad y dijo al respecto:"El único que nos dio la razón fue Marcos Escajadillo (Ex viceministro de Seguridad de la Provincia), que es médico y se acordaba cuando él estaba haciendo guardia, entonces reacciono rápido, nos contuvo, charlo mucho con nosotros y ahí empezó la movida de tener policías en los lugares más calientes, sobre todo los fines de semana.”

“El problema de violencia es muy amplio y necesita un diagnóstico situacional particularizado”


Entrevista: Dr. Armando Schmukler


El Dr. Armando Schmukler, presidente del Colegio de médicos, analiza diversos aspectos de la problemática y postula una alternativa para tratarla.


-¿Cómo se manifiesta la violencia?
A.S- Esta violencia tiene un amplio espectro. No solo en las agresiones físicas, sino también, en las agresiones psíquicas. Tampoco tiene un lugar geográfico, que de alguna manera se podría esquematizar en lugares marginales de una ciudad o los más empobrecidos donde pueden haber algún otro tipo de problemática relacionada como puede ser robo, adicciones, etcétera. No, por el contrario, nosotros no queremos estigmatizar. Todos los agentes médicos están atravesados por la experiencia de algún grado de violencia que puede ser psíquica y demás. En este aspecto, un tema central es la no estigmatización del lugar de la violencia, que nos va a llevar después a que no hay soluciones únicas y mágicas.




-¿Se ha intensificado en el ámbito de salud?
A.S- Si, se ha intensificado, es más visible. El tema violencia no es solo nuestro, no es privativo de la ciudad ni la Republica. Es un tema que afecta a todo el mundo, tal es así que la Organización Mundial de la Salud dice que “entre los distintos oficios y trabajos, la violencia en el área de salud va a la cabeza con cifras que rondan aproximadamente una tercera parte de las denuncias”.

- ¿Qué actores forman parte del problema y consecuentemente pueden ser afectados?
A.S- Cuando digo agentes de salud no me refiero al médico solamente, sino están involucrados otros trabajadores de salud como enfermeras, kinesiólogos, etcétera. Todos atravesados por el mismo riesgo; incluso no solo en el ámbito de trabajo sino en lo que puede ser fuera de él. Se han visto amenazas, persecuciones y demás fuera del ámbito laboral.





- ¿Por qué surge y con qué objetivos el acto de violencia laboral en los servicios de salud organizado por el Colegio de Médicos y la Asociación Médica, llevado a cabo a fines del año pasado?
A.S- Nosotros desde el Colegio de Médicos hemos visto últimamente esta problemática, entre otras tantas, que tiene que ver con la violencia para con el medico en su sitio de ejercicio de la profesión. El tema violencia está muy en boga por distintas razones, nosotros la queremos despejar. De ninguna manera queremos hacer una utilización política ni operacional sobre eso. Lo que si nos importa es instalar el tema para llevarlo a  discusión en los foros médicos que tiene que proteger su accionar. Con ese presupuesto y ese diagnostico inicial, nos plantamos con las organizaciones médicas trabajar sobre el tema y así surge un primer taller de autoconvocados donde se empiezan a plantear las cosas.


- ¿Por qué causas puede producirse y qué situaciones impulsan a generarla?
A.S- De pronto un ámbito físico no apropiado, con una espera no apropiada, por ejemplo, alguien que esté esperando ser atendido y está con 40 grados de temperatura con un bebé puede llegar a predisponer a una agresión, una reacción del paciente porque obviamente no ha sido atendido; si ese mismo paciente solicita un turno a un administrativo y éste lo trata mal, no lo mira a los ojos, no le dice cuanto tiene que esperar, o sea, una mala atención también va a predisponer a generar violencia. Con ello estamos extendiendo el ámbito meramente del hecho de violencia, lo llevamos al ambiente físico, a la atención.
Y también tiene que ver con toda la sociedad porque ha cambiado su paradigma en relación con el médico ya que hoy en día el paciente pregunta, cuestiona, decide; y esa autonomía, que es positiva, puede paradójicamente llegar a impulsar un acto violento. Por ejemplo,  un paciente recibe un informe sorpresivo o que no quiere escuchar, como es el caso de las terapias intensivas que suele no dar buenas noticias sobre todo a familiares de gente joven. ¿Por qué genera eso? Por propias reacciones humanas. ¿Como se puede atemperar? Teniendo un ámbito adecuado para  informar, teniendo el tiempo necesario para informar. Muchas veces los médicos están informando a las dos de la mañana, después de 24 horas de trabajo, con cansancio y tensión; entonces la predisposición para informar y el ambiente no es el mejor y seguramente van a ser respuestas cortantes, secas, poco explicativas. A veces los médicos confundimos entre emisor y receptor creemos que el receptor está a la misma altura técnica en comprensión que nosotros y hablamos un lenguaje equivocado.

- ¿Qué proceso debe llevarse a cabo para emprender su tratamiento?
A.S- El tema violencia debe ser enmarcado en un aspecto general y luego debe ser particularizado para hacer un diagnostico y posteriormente un tratamiento. Se trata de llevarlo a la particularidad de cada lugar de trabajo, ya que sin un diagnostico apropiado no puede haber un tratamiento y para ello es necesario determinar las causales de cada lugar. No hay soluciones mágicas, no es que pidiendo más policías se soluciona. El problema de la violencia es muy amplio, muy abarcativo y necesita un diagnostico situacional, específico en cada área.


- ¿Cuál es el rol que las autoridades deben ejercer al respecto?
A.S- Sabemos que identificar la cosa tiene que ser de los propios actores y es así, pero también necesitamos que las autoridades se comprometan en el asunto. Si tenemos buen diagnostico y decimos bueno hay que poner una sala de espera acorde como para dar el informe y la autoridad hace caso omiso a esa situación, entonces estamos en lo mismo. Esto requiere entonces compromiso de las autoridades. Replicando el molde de lo macro a lo micro, acá también necesitamos el apoyo de las autoridades máximas y después de las autoridades locales de cada hospital. Una cosa es que el ministro digan “deben hacer tal cosa”, y otra es que el director médico, el jefe de la terapia intensiva, el jefe de la guardia se ayorne a estas directivas. Se trata también, de no atomizarse con distintas posturas y que se sumen los esfuerzos de modo de ser más operacionales y eficaces.

Tal como explica Schmukler, un diagnóstico particularizado es fundamental para visualizar de qué manera proceder ante un conflicto de gran amplitud y versatilidad. Un verdadero reto que deberán asumir las autoridades.